Sus cajas libros encierran micropaisajes evocadores que trasladan al espectador a un lugar conocido o soñado, a una experiencia de años atrás, a una emoción guardada en un rincón del hipotálamo. Su obra, alejada de los cánones tradicionales y comerciales del arte, es experiencia, observación y camino, muchas horas de concentración en la naturaleza, buscando una señal, un detalle que inspire, una revelación que transforme el espíritu. Miguel Ángel busca una verdad en el ritmo, el sonido y el silencio de la Naturaleza, en su sencillez, y vuelve del bosque convencido de que es su profeta. “Yo le debo todo a una acícula, en realidad soy un pintor de acículas”. 

Me recibe en su estudio de Madrid, una sala de dos niveles donde guarda la obra de su vida, “la Biblioteca del Bosque”. Su predisposición a conversar, a mostrar su obra y a que yo experimente con ella facilita la conexión. Los libros, apilados en horizontal, se diferencian por su tamaño y el color de su lomo. Nada indica al visitante qué contiene cada una de esas cajas. Me invita a sacar el primero y a que lo abra. El primer sorprendido del contenido de cada libro caja que escojo es él. “No lo eliges tú, te elige él a ti”. A cada libro que saco y hojeo MAB le encuentra una conexión conmigo. No hay dos cajas iguales porque cada una es una experiencia, un camino en busca del conocimiento y la sencillez que aporta la naturaleza y que MAB guarda herméticamente en una caja de madera y cristal, como si fuese un relicario. “Esta biblioteca guarda la sabiduría del bosque”, afirma mientras recorremos su santuario, y comenta el sentido de cada objeto que forma parte de él. 

¿Qué es el arte?

El arte, en mi caso, es la fusión de la naturaleza con mis experiencias de caminante por el bosque, un caminante que está atento a lo que le dice el otro lado, a las señales sigilosas que da la naturaleza. El artista es el médium entre la Naturaleza y su plasmación en la obra artística…