ESPECIAL RESTAURACIÓN FORESTAL

Tiene el lector entre sus manos un número especial de Foresta dedicado a la restauración forestal. No es un número al uso por varios motivos, el primero de ellos es que incluir, aunque fuese someramente, todos los enfoques profesionales que puede abarcar el concepto de restauración podría dar material para hacer, como mínimo, dos monográficos. El segundo es que la actualidad de la aprobación del Reglamento de Restauración de la Naturaleza de la Unión Europea, aunque quedan hasta 24 meses por delante para concretar las actuaciones que desarrollará cada país, obligaba a hacer una rápida mirada a lo realizado y a alguno de los enfoques en los que ahora se trabaja.

Desde el comienzo de su desarrollo profesional, las profesiones forestales han estado íntimamente ligadas a los procesos de restauración de la cubierta vegetal en terrenos más o menos degradados. España atesora un enorme conocimiento científico y experiencia técnica fruto de un trabajo que va más allá de los últimos ciento cincuenta
años. El último tercio del siglo XIX conoció algunas de las obras de corrección hidrológico-forestal más emblemáticas de la historia forestal española, como, por ejemplo, las realizadas en Sierra Espuña (Murcia). Pero hay muchas más que se han sucedido desde entonces para recuperar suelos degradados, fijar dunas, impedir la pérdida de suelo fértil, proteger poblaciones y cabeceras de cuencas entre otros objetivos. Solo hacer un repaso de ellas ya era otro monográfico.

Importantes han sido también los trabajos de repoblación a partir de la Política Agrícola Comunitaria, que han aumentado la superficie forestal arbolada en nuestro país en más de 760 000 ha en los últimos 30 años.