Silla moderna de iroko

Almudena Córdoba López. Restauradora de Arte
Teodoro Abbad Santiveri

En el siglo XX tuvo lugar una radical y en cierto modo sorprendente revolución artística, fruto de una reinterpretación de los conceptos clásicos. Esta revolución se materializa básicamente en cuatro estilos, el funcional (transparencias, funcionalidad máxima. Destacan la Bauhaus, Breuer e incluso van der Rohe), el estilo expresionista o constructivo (tanto el desarrollo norteamericano como el ruso, siendo notas características las desigualdades de color, textura y resistencia, más propios de la arquitectura y escultura), el estilo neoplástico (propugnan el arte universal, sin ligaduras a etnias o tradiciones, interesante en el mueble pero sobre todo en la pintura) y finalmente el estilo orgánico, más indicativo de otros elementos ajenos al mueble. Este movimiento modernista europeo también conocido como "racionalismo" (admitiendo el concurso de interesantes matices) parecía buscar un choque cultural de notable resonancia, proponiendo afianzar frente al concepto clásico del diseño justo lo contrario a lo hasta entonces conocido.

En entregas anteriores hemos venido insistiendo en la idea central de que la belleza del mueble clásico se obtenía mediante un diseño de claro valor ornamental además de funcional. El modernismo europeo, como movimiento que adquiere destacada importancia y se afianza a partir de 1945, entiende que la belleza ya no es un objetivo creativo, sino que la misma se consigue como consecuencia de la variación y el trabajo de las estructuras. En cierto modo, y según varios autores, la clasificación de un mueble como clásico o modernista se basa en la existencia o ausencia de decoración aplicada.

La situación económica mundial posterior a 1945 favorece el desarrollo de muebles diseñados con estos criterios, pues a su ligereza conceptual se unía el bajo precio de venta, resultando asequible a un espectro social más amplio. El precio, sin em- bargo, dejó pronto de ser
característica de este estilo, siguiendo derroteros de difícil control en la actualidad.

Presentamos un ejemplo sencillo y fácil de identificar en la vida cotidiana. Se tra- ta de una silla de diseño lineal, sin la clásica orna- mentación, donde prima descaradamente lo funcional frente a otros valores. La estructura adquiere fortaleza mediante el refuerzo en respaldo y travesaño de unión de las patas delanteras, confiriendo la resistencia necesaria sin más elementos. Data de la primera mitad del siglo pasado y está construida con madera de iroko. La Milicia excelsa o iroko es un árbol del centro y este de África, de notables dimensiones, que proporciona madera de coloración parda, similar a la de teca, con diferentes tonos, gozando de propiedades físicas de dureza y resistencia que la hacen idónea para la construcción de muebles, siendo además de coste más asequible que otras especies llamadas nobles en ebanistería. Esta facilidad comercial ha generado una devastación de las poblaciones tradicionales, lo que ha motivado su inclusión en la Lista Roja de Especies en peligro de la UICN.