Visita al Parque Nacional de Garajonay

La jornada comienza muy temprano, hay que dejar el hotel en el Puerto de la Cruz, en Tenerife, para ir al otro lado de la isla, al Puerto de los Cristianos, y coger el ferry que nos llevará hasta la isla de La Gomera.

Comienza una intensa jornada de autobús para recorrer casi toda la isla por carreteras estrechas, llenas de curvas para salvar el enorme desnivel que hay entre los valles.

Primera parada, el Mirador del Roque. Foto de familia y primera demostración de habilidad del conductor de nuestro autobús, aparca marcha atrás en cuesta y entre dos autobuses, con el espacio justo para el que conduce.

Llegamos al centro de visitantes del parque, en el paraje conocido como Juego de Bolas, en el término municipal de Angulo. Allí nos recibe Antonio Zamorano, ingeniero técnico forestal y subdirector del parque, junto con los excelentes guías de Garajonay. La visita al centro es obligada porque es el primer acercamiento a la realidad natural, social e histórica de este parque tan especial.

Garajonay es niebla y humedad, es una selva húmeda de laurisilva canaria, un ecosistema relicto del Terciario desaparecido del continente como consecuencia de los cambios climáticos del Cuaternario. Garajonay es espesura forestal, musgos que recubren la corteza de sus árboles por los cuatro costados, helechos, brezos de 11 metros de altura, una gran diversidad de formaciones vegetales y de especies endémicas. Garajonay recuerda a las imágenes mentales que tenemos del bosque tropical lleno de dinosaurios, pero sin ellos.

Los vientos alisios son los culpables de que se mantenga esta joya natural, son los que traen las nieblas que todo lo cubren y dejan esa lluvia fina horizontal que todo lo empapa.

Y, sin embargo, para nosotros Garajonay fue un día soleado, totalmente descubierto, sin un atisbo de nubes. Pocos días al año son así de soleados aquí, confesaban nuestros anfitriones. Pues nosotros lo tuvimos para poder disfrutar de un fantástico paseo por su bosque verde que rezuma humedad.

La comida es en el Mirador de Abrantes, un espectacular mirador de cristal colgado de la pared desde el que se puede ver unas imponentes vistas de la isla, la retorcida carretera por la que hemos ascendido y, al fondo, el imponente Teide.

Aquí asistimos a una espectacular exhibición de silbo canario. Nunca antes pudimos imaginar que silbando se pudieran decir tantas cosas. Es la forma que tenían los primeros pobladores y los pastores de comunicarse entre los profundos valles. La mejora de las comunicaciones y el abandono del pastoreo ayudaron a que este tipo de comunicación estuviese a punto de desaparecer. Pero, desde hace unos años, es asignatura obligada en los colegios de la isla y la UNESCO lo declaró en 2009 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Ficha técnica del Parque Nacional de Garajonay

Foto 1. Vista del Teide desde el Centro de Interpretación del Parque Nacional de Garajonay.
 
Foto 2. Parque Nacional de Garajonay.
 

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