Temor a un verano de incendios en España

El portavoz del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales prevé un verano peliagudo por la “anticipación del calor y unos meses de una sequedad muy marcada, con un déficit hídrico notable”. La escasez de lluvias tiene algo bueno, que no ha crecido en exceso la vegetación en los montes, pero la sequía provoca un efecto peligroso. Como tienen poca agua, las plantas se deshacen de todo lo que les sobra: “Toman la decisión de eliminar su parte aérea y generar combustible fino muerto, las ramitas que, para entendernos, utilizaríamos para encender una hoguera porque prenden muy fácilmente. Eso se acumula alrededor de la planta, lo que aumentará la velocidad del incendio”.

La crisis hizo que se resintiera en España la gestión forestal y los trabajos de prevención son peores. No se limpian los montes como antes y encima van ganando terreno con el abandono de los campos de cultivo. “Ese paisaje de mosaico era un cortafuegos magnífico. Sin esos cultivos, esos olivares, esos almendros, todo se llena de vegetación y genera una continuación de superficie que hace más difícil la extinción”, añade González, quien recuerda que los incendios forman parte de los ciclos forestales, pero dentro de un límite, y no titubea al augurar unas previsiones muy poco optimistas. “Si no llueve va a ser un verano realmente duro”.

Este veterano ingeniero técnico forestal reclama que se extremen las precauciones y focaliza su preocupación en el interfaz urbano forestal, “el punto de encuentro entre el desarrollo urbano y los bosques, cada vez más lleno de urbanizaciones, chalets aislados, tramos de AVE...” Y toma como referencia la experiencia de los estadounidenses con los tornados. “Qué fácil sería fomentar que la gente se hiciera un refugio para protegerse”.

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