Telefonero español

Almudena Córdoba López. Restauradora de Arte
Teodoro Abbad Santiveri

Desde el viejo y clásico "Aló" al más actual e imperativo "Dígame" ha pasado el suficiente tiempo como para que los muebles telefoneros se hayan ido olvidando paulatinamente hasta dotarlos de una función diferente a la original, pero adaptándose a tantas situaciones como ideas e iniciativas tienen sus propietarios, desde la mera decoración hasta su utilización como revistero o soporte de discos compactos para música o videos.

A lo largo de esta serie de La Madera y el Arte hemos señalado en varias ocasiones la inmediata respuesta de los fabricantes para resolver y adaptarse a nuevas necesidades, consecuencia de la evolución y el desarrollo sociales, o para facilitar la vida diaria en los hogares mediante modernos diseños; en este caso es justo el reconocimiento que debemos hacer para este mueble, que se adapta a los nuevos modelos y mejoras en los aparatos para comunicación telefónica, con dos repisas, para la ubicación del aparato y para la disposición de guías de teléfonos y papel para anotaciones.

No es naturalmente el único modelo que se estilaba en los años 40-50 del siglo pasado, pero sí es un diseño que tuvo una gran aceptación durante bastantes años. El mueble de la fotografía constituye un buen representante de la línea clásica española que se caracteriza por la imitación en su línea de formas anteriores pero con más viveza y ligereza, especialmente importante en los muebles de carácter auxiliar por la necesidad de traslados frecuentes y cambios de ubicación, todo ello sin perder una interesante y relativa solidez.

Este mueble telefonero ofrece su elegante aspecto meced tanto a la madera empleada, caoba, como a la línea sencilla y ligera de su diseño, en donde destacan las patas estriadas que dotan al conjunto de la fuerza precisa. En la zona útil o de trabajo la sujeción del estante superior se consigue a partir de una sencilla palillería de doble curvatura en adorno de simetría invertida y que se remata en el estante menor por el tope curvado que lo engalana, habilitando el espacio necesario para emplazar un práctico cajón de proporciones ajustadas al telefonero.

No es por lo tanto un mueble recargado, sino que resulta a primera vista de extremada sencillez, pero una mirada más pausada revela los detalles más destacados que dan sobriedad al conjunto sin perder su funcionalidad.

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