Retinia resinella L., Oruga del grumo de resina en ramillos de pino silvestre

Retinia resinella L.
Oruga del grumo de resina en ramillos de pino silvestre

Nieves Ibarra Ibáñez. Ingeniera de Montes, Unidad de la Salud de los Bosques de Aragón
Enrique Martín Bernal. Ingeniero Técnico Forestal, Gobierno de Aragón

Retinia resinella L. es un insecto perforador perteneciente a la familia Tortricidae.

Los daños son provocados por las larvas, que se alimentan sobre plantas del género Pinus, preferentemente en Pinus sylvestris L. aunque también aparece sobre otras pináceas como Pinus uncinata Miller ex Mirbel y Pinus pinea L. Los adultos miden entre 15 y 20 mm de envergadura; su coloración general es grisácea, con cabeza, tórax y abdomen más oscuros. Las alas anteriores son pardonegruzcas, con bandas transversales sinuosas de color gris brillante, que contrastan con las posteriores, de color gris uniforme con una línea más clara en su borde. Las larvas presentan tonalidades pardoamarillentas, con la cabeza y el dorso del último segmento abdominal más oscuros.

CICLO BIOLÓGICO
Se ha seguido la evolución de este lepidóptero perforador de ramillos durante los últimos años, comprobando que completa una generación tras dos años de desarrollo.

Los adultos emergen a partir de mediados de mayo hasta mediados de junio, dándose la mayoría de las cópulas al poco tiempo de emerger. Las hembras, para realizar la puesta, se dirigen hacia las axilas de los nuevos brotes entre finales de mayo y mediados de junio. Los huevos son de color amarillo y de forma más o menos elíptica, y ocasionalmente se pueden localizar en las vainas de las acículas.

Tras dos o tres semanas nacen las larvas, que se alimentan en la base de las acículas, continuando con la corteza del ramillo, llegando a excavar una pequeña galería en su interior. De la herida fluye resina que tapizan con seda, formando un grumo, en cuyo interior pasan inactivas el primer invierno. Esta inactividad finaliza en la primavera siguiente, cuando las orugas reinician su alimentación, alargando la galería, con lo que vuelven a provocar un flujo de resina, ampliándose su refugio. Hasta completar su desarrollo larvario a mediados del mes de octubre se alimentan en la parte viva hipertrofiada del brote, pudiendo llegar a secar el ramillo. Al inicio del segundo invierno, y hasta mitad de febrero, vuelven a cesar su actividad, transformándose en crisálida en el interior del grumo resinoso.

Cuando los rayos solares ablandan el grumo de resina, desde mediados del mes mayo, emerge el imago, quedando en ocasiones los exuvios adheridos a la resina.

DAÑOS
Las orugas al alimentarse de los nuevos brotes producen daños que suelen localizarse en las ramas laterales del árbol, no siendo habitual encontrarlos en la guía terminal.

Sus ataques son menos importantes que los causados por otros tortrícidos como los del género Rhyacionia, más conocidos como evetrias. Pero en caso de graves infestaciones unidas a condiciones climatológicas poco favorables este insecto puede ocasionar la muerte de los ramillos.

El principal elemento de diagnóstico del ataque de este insecto es la presencia de grumos de resina en los brotes del árbol.

El aspecto y tamaño de estos grumos varía a lo largo del desarrollo del lepidóptero, ya que el primer año pueden alcanzar el tamaño de una avellana y su color es pardo rojizo, mientras que en su segundo año adopta una coloración más clara y su tamaño aumenta hasta aproximarse al de una nuez pequeña.

Tras la emergencia de los adultos, en el grumo del segundo año se puede apreciar un pequeño orificio de salida, en el que puede permanecer adherido el exuvio.

CONTROL Y TRATAMIENTOS
Las poblaciones de Retinia resinella suelen mantenerse en equilibrio gracias a un pequeño grupo de especies de himenópteros y dípteros, que son asiduos parásitos de este insecto. Cuando el equilibrio se rompe, se puede producir una explosión demográfi ca del lepidóptero.

Su control se justifica en el caso de graves ataques en viveros forestales, repoblaciones jóvenes y plantaciones de gran valor ornamental, como parques, jardines o áreas recreativas.

Su control consiste en la corta de los brotes afectados por debajo del daño y su posterior destrucción. Esta debe realizarse antes de la emergencia de los imagos, siendo aconsejable actuar a fi nales del segundo invierno, cuando el grumo es fácilmente visible.

En el caso de tratamientos químicos puntuales, estos deben efectuarse al nacer las larvas, y antes de que se protejan dentro de la galería. Estas intervenciones químicas deben cumplir con la legislación vigente, y los productos químicos empleados tienen que estar inscritos en el Registro Oficial de Productos Fitosanitarios del MAGRAMA y autorizados para tratamientos contra este insecto.


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