COLEGIO OFICIAL DE INGENIEROS TÉCNICOS FORESTALES Y
GRADUADOS EN INGENIERÍA FORESTAL Y DEL MEDIO NATURAL
nota de prensa
4-AGOSTO-2016
El Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural lamenta la muerte de un profesional en el incendio forestal de La Palma y pide al gobierno endurecer los castigos penales y económicos a los incendiarios y más gestión forestal
España, por su ubicación geográfica, sufre con habitualidad incendios forestales, y lo normal es que estos incendios se produzcan en nuestro verano caracterizado por períodos prolongados de altas temperaturas y humedad relativa muy baja como estamos sufriendo en estas fechas.
No es nuevo afirmar que el 96% de los fuegos son provocados por causa humana, ya sea por una negligencia o intencionados. Y también es de resaltar que casi la mitad de los grandes incendios forestales (> a 500 hectáreas), aquellos que generan un verdadero drama ecológico, económico y social, son intencionados. Es ahí donde debemos incidir, España necesita una mayor sensibilización ambiental, debemos ser conscientes de las enormes pérdidas que generan incendios de estas características. Y sobre todo, debemos conseguir, que todo el peso de la ley caiga sobre estos terroristas ambientales y que estos delitos no queden impunes, y es más, esas penas deben ser mucho más duras que las actualmente existentes. Es responsabilidad de todos evitar actuaciones negligentes o peligrosas que puedan provocar incendios forestales sobre todo en esta época del año.
Ya la Constitución Española señala que todos tenemos derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo y para los que ataquen a este medio, en los términos en los que la ley fije, se establecerán sanciones penales o, en su caso, administrativas así como la obligación de reparar el daño causado.
El Código Civil nos advierte que los causantes de un incendio serán castigados con penas de prisión de uno a cinco años y multa de doce a dieciocho meses y si ha existido peligro para la vida o integridad física de las personas, serán castigados con una pena de prisión de diez a veinte años aunque los Jueces o Tribunales pueden imponer la pena inferior en grado atendidas la menor entidad del peligro causado y las demás circunstancias del hecho. El criterio para imponer una pena mayor o menos es que el incendio afecte a una superficie de considerable importancia, que se deriven grandes o graves efectos erosivos en los suelos, que se altere significativamente las condiciones de vida animal o vegetal o afecte a algún espacio natural protegido y en todo caso, cuando se ocasione grave deterioro o destrucción de los recursos afectados. También se impondrán dichas penas en su mitad superior cuando el autor del incendio forestal actúe para obtener un beneficio económico con los efectos derivados del incendio.
En aquellos casos en los que el incendiario haya sido pillado in fraganti sin que llegue a propagarse el incendio, es castigado con una exigua pena de prisión de seis meses a un año, con lo que lo más probable es que ese delincuente ni siquiera pise la cárcel.
También es necesario la colaboración ciudadana, en un primer momento advirtiendo de la existencia o iniciación de un incendio forestal, estando obligado a avisar a la autoridad competente o a los servicios de emergencia y, en su caso, a colaborar, dentro de sus posibilidades, en la extinción del incendio. Y sobre todo es necesaria esa colaboración para localizar a los causantes de tan enormes desastres.
Estamos acostumbrados a caer en el grave error de tratar el problema de los incendios forestales solamente bajo el punto de vista de la extinción por muy sofisticados que los medios materiales sean. Cualquier masa forestal en la que no se han aplicado los correspondientes tratamientos preventivos contra incendios y en la que existe una continuidad horizontal y vertical de la vegetación, cuando en ella se produce un incendio, éste puede avanzar de una forma brutal sin que podamos hacer demasiado para atajarlo. La actual situación económica del país ha provocado que todas las Comunidades Autónomas hayan reducido de forma radical y dramática las inversiones en gestión forestal y por ende en trabajos de prevención de incendios forestales en los últimos años. El abandono de la actividad ganadera y forestal por falta de rentabilidad ha supuesto la acumulación vertical de biomasa en muchos bosques y continuidades horizontales de combustible, al reforestarse de forma natural los terrenos agrícolas abandonados. La crisis que atraviesa el mundo rural actual comporta además la pérdida de la capacidad de detección y extinción inmediata por parte de la población rural, pérdida de caminos rurales al invadirlos la maleza, conocimiento del territorio, etc. Si a esto le unimos que estamos sufriendo unas condiciones meteorológicas muy severas, la situación con la que nos podemos encontrar este verano puede ser dantesca, un verdadero infierno.
Atacar pronto un fuego y que se hayan realizado labores preventivas es fundamental para que un incendio forestal no alcance grandes proporciones y se convierta en una verdadera catástrofe ambiental, económica y social. Los profesionales, que hemos sido preparados para gestionar de forma sostenible nuestro medio natural, sabemos que, en cualquier masa forestal en la que no se han aplicado los correspondientes tratamientos preventivos contra incendios y en la que existe una continuidad horizontal y vertical de la vegetación, un incendio puede avanzar de una forma brutal sin que podamos hacer demasiado para atajarlo. Es por ello que reclamamos a las administraciones autonómicas inviertan en mantener y proteger su patrimonio natural o lo que es lo mismo, que inviertan en gestión forestal para evitar en la medida de lo posible las catástrofes naturales que estamos sufriendo en estos comienzos del verano.
No se da la importancia que merecen a los incendios forestales ya que nos acordamos siempre de ellos en verano, pero es un grave problema que debería estar presente todo el año. Tenemos que reconocer el gran esfuerzo, la profesionalidad, la vocación y entrega de todos los profesionales que luchan, año tras año, contra los incendios forestales pese a las dificultadas contra las que se enfrentan. Se trata sin lugar a dudas de un trabajo de alto riesgo que requiere de formación específica, buena preparación mental y física, experiencia y un gran compromiso con la conservación del medio natural.
Mª del Pilar Avizanda es Decana-Presidenta del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural
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