Discurso de cierre de REDFORESTA 2016

Con este acto de clausura cerramos la celebración del 50 aniversario de la creación del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural.

En los últimos dos meses hemos recorrido los cuatro puntos cardinales de la geografía española para celebrar un congreso que pusiera de manifiesto la importancia de los trabajos que realiza la ingeniería forestal. Son trabajos fundamentales para la vida de las personas, para disponer de un entorno limpio y sano donde pueda desarrollarse la sociedad, o para hacer frente a algunos de los retos más importantes que tiene la Humanidad como es el cambio climático.

Ha sido un congreso que ha puesto su mirada en el futuro, conscientes de que es ahí donde la ingeniería forestal puede aportar su conocimiento, su experiencia y su compromiso con el bienestar de las personas y su calidad de vida.

Mirar solo hacia el pasado para reivindicar todo lo que nuestros antecesores han realizado hubiese sido muy fácil y también hubiese sido un acto de justicia. Por eso, quiero mostrar nuestro más sincero agradecimiento al trabajo de todos ellos, al enorme esfuerzo realizado en muchas ocasiones y a su compromiso con los bosques españoles, fruto de una vocación que les ha llevado a algunos de nuestros compañeros a dar incluso su vida en defensa de los montes.

El cierre de REDFORESTA 2016, con la presencia de todas las Escuelas Universitarias que imparten las enseñanzas de ingeniería forestal en España, es la demostración de la apuesta del Colegio por el futuro de la profesión. Serán los nuevos titulados que salgan de la universidad los que recojan el testigo de los forestales que tanto han hecho por el medio natural español. Con la misma vocación, pero con nuevas herramientas y conocimientos, serán estos nuevos profesionales los que trabajen en los próximos años en la gestión sostenible del medio natural, en el aprovechamiento de los recursos naturales renovables que nos ofrece el monte, en la mitigación y adaptación al cambio climático, en garantizar el ciclo biológico del agua dulce, en la conservación de la biodiversidad, en la producción de energía limpia no contaminante, en la investigación forestal o en el desarrollo de tecnologías que permitan realizar con éxito todas las labores anteriores.

De ahí la importancia de la formación de los nuevos profesionales, capaces de afrontar con garantía de éxito todos estos retos. De ahí la necesidad de que el Colegio, que les va a acoger en su vida profesional, y la universidad, que les forma, trabajen conjuntamente en la elaboración de los mejores planes de estudio posibles. Ciencia, conocimiento del mercado laboral y experiencia profesional trabajando al unísono por la excelencia en la formación de los nuevos ingenieros forestales.

Para que logremos una verdadera gestión forestal sostenible necesitamos de un medio forestal que produzca, que genere riqueza, capaz de no depender casi exclusivamente de las actuaciones de la Administración Pública, de las circunstancias externas que hacen que sea el bosque el primer olvidado en la inversión pública, como si no fuesen vitales para nuestra sociedad. Que el bosque esté verde no significa que esté bien gestionado ni conservado.

Para llegar a esa situación es imprescindible el apoyo político y económico de la Administración Pública, promoviendo la gestión forestal sostenible, creando las herramientas financieras y fiscales que permitan el desarrollo de un tejido productivo, desde los propietarios forestales privados hasta las empresas, y promocionando los productos del bosque frente a competidores externos contaminantes.

Los recortes en la inversión en gestión forestal en las administraciones públicas con competencias o responsabilidades en la materia han reducido la gestión forestal a los niveles de hace veinte años. Tan solo los planes de desarrollo rural aprobados recientemente por la Unión Europea parecen paliar ligeramente el desolador panorama general en inversión pública en gestión forestal de los últimos años.

Es imprescindible que los partidos políticos y sus dirigentes conozcan y comprendan la vital importancia que tienen los montes para todos los procesos enumerados anteriormente, que sean conscientes de que son una fuente desaprovechada de riqueza, de creación de empleo y de desarrollo rural.

Es mucho el trabajo que hay que hacer de promoción y comunicación forestal para que la sociedad aprecie la gestión forestal sostenible y demande los productos naturales y renovables que nos ofrece el bosque frente a competidores más contaminantes y que no son renovables.

La madera es quizás el ejemplo más claro, pero no es el único. Los distintos usos que pueden hacerse de este producto forestal, desde la construcción hasta su utilización para producción de energía no contaminante, ofrece unas enormes posibilidades de creación de empleo y de gestión forestal que nos permita, entre otras cosas, fijar más carbono, mitigar los efectos del cambio climático y luchar contra los incendios forestales con más garantía de éxito.
Sin embargo, en nuestro país tan solo se aprovecha el 35% de la madera que crece cada año, mientras que en los países más desarrollados de Europa ese aprovechamiento oscila entre el 70% y el 85%.
No es solo la madera, lo son también otros productos como la resina, los frutos, las plantas aromáticas, el corcho, el turismo de naturaleza o la actividad cinegética por citar algunos servicios de abastecimiento que nos dan los bosques.

Pero hay más servicios ecosistémicos que son tanto o más importantes: me refiero a los de regulación y culturales. Estos servicios, que tenemos el compromiso internacional de valorar, deberemos incluirlos antes o después en la contabilidad nacional. Será entonces cuando la sociedad se dé cuenta del enorme valor económico y el ahorro que le supone a los ciudadanos una gestión forestal sostenible, realizada por profesionales cualificados: en sistemas de depuración de aguas, en regulación climática y del aire, en control de la erosión, en la regulación de catástrofes naturales o en el control biológico, por poner solo algunos ejemplos.

En resumen, con los siguientes mimbres deberemos escribir el futuro de los próximos cincuenta años de la ingeniería forestal y de la gestión forestal sostenible: experiencia, compromiso y vocación profesional, conocimiento científico, apuesta social y política por los bosques, inversión pública y privada, rentabilidad económica y un colegio profesional que aporte a la sociedad servicio y garantía de profesionalidad.

Los próximos cincuenta años comienzan hoy.
Muchas gracias.

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